domingo, 13 de mayo de 2012

Hace falta cosquillas para serios

Cada vez que escucho una canción de Sabina pienso: sí, está claro, de las suyas esta es mi favorita. Ahora bien, resulta que cambio de canción (del mismo artista) y pienso: no, no, claramente es esta... Y así sucesivamente. Vamos que, en conclusión, cada día escucho 23 canciones de Sabina que son mi preferida, pero HOY, o al menos hoy a las 14:26, mi favorita es Jugar por jugar.

Para mí es una especie de himno; sus frasecillas, con un cierto deje pícaro, invitan a disfrutar (cada uno que lo aplique a su manera, claro está, la mía no es la misma que la de este genio, inigualable como poeta pero que, como persona, deja bastante que desear. Lo siento tío Sabi, te lo has ganado) de la vida en general, como aquel que dice, desde un cierto prisma infantil, animando a sacarle el jugo y haciendo de algunas situaciones, un juego.

Jugar por jugar; ahí va la letra comentada. Pero antes, hay que darle a Play.


Sugiero que el más triste de los presos tenga derecho a sábanas de seda; tratemos de olvidar el rencor, aunque a veces cueste. Yo, la primera. Bendita sea la boca que da besos y no traga monedas; que actúa desinteresadamente. ¡Ay si todos lo hiciésemos...!

Propongo corromper al puritano, espiar en la ducha a las vecinas; ¿quién no se asomó nunca por la ventana del foso del Pío XII para ver a nuestros compañeritos doceañeros en calzones?, ir a quitarle al dios de los cristianos su corona de espinas.

Nada de margaritas a los cuerdos,
que eso ya no se estila. Un punto de locura o una cierta falta de cordura es necesaria para no volverse loco de verdad, ¡válgame la antítesis! Jaja. "La terrible cordura del idiota", así lo denomina Machado; hay que correr más que la policía (eso tú, colega, yo de momento no tengo motivos) para bailar el vals de los recuerdos (que no nos falte nunca la capacidad de sonreír al evocarlos) llorando de alegría.

La vida no es un bloc cuadriculado
(¡déjate un margen!), sino una golondrina en movimiento que no vuelve a los nidos del pasado porque no quiere el viento. No vale la pena recrearse en la nostalgia del pasado si esto no nos va a dejar avanzar, si bien no está mal recordar, hay que mirar hacia delante (dice el horóscopo que los arianos en esto somos unos cracks), y preocuparse para que nuestro presente sea como lo queramos recordar en un futuro. Ahora bien, que no se nos olvide que, a veces, volver no implica retroceder; que así también se puede avanzar.

Se aconseja dormir a pierna suelta lejos de tentaciones de diseño; que no pase de largo por tu puerta el hombre de tus sueños; no nos empecinemos en encontrarlo ya, ya, ya, si bien cuando aparezca tampoco lo dejemos pasar (¡procuraré tener el ojo avizor!), que el ego, el orgullo y el afán por hacerse de rogar "estando en juego" algo que queremos se disipe un poco ¡che!

La rana esconde un príncipe encantado, ¡cuánta gente que me ha sorprendido sin habérmelo esperado! Y la que aún me queda por conocer, supongo; tu boca un agridulce de membrillo (mmmm, ¡me encanta el membrillo!) ¡qué ganas de un cursillo acelerado de besos de tornillo! ¡Mmmm, mejor todavía!

Y jugar por jugar
sin tener que morir o matar,
y vivir al revés
que bailar es soñar con los pies.
 

(Por eso, tal vez, me guste tanto ir a Radio City).

Conviene entrar penúltimo en la meta de la vuelta a la infancia en patinete; ojalá nunca termine de crecer del todo nuestro niño interior o que siempre nos permita volver si nos hemos alejado demasiado, y fusilar al rey de los poetas con balas de juguete. (Y que este se haga el muerto y podamos volver a jugar con él una y otra vez).

Por qué no doctorarse en cremalleras como hace la hormiguita por tu espalda (mmm ¡qué sugerente!) e hilvanar con jirones de bandera braguitas rojigualdas. ¿Vale marineras o de leopardo?

Hace falta cosquillas para serios, ¡qué se suban a nuestro carro! Pero que también estén ahí para pararnos los pies de vez en cuando; pensar despacio y razonar para andar deprisa y avanzar, dar serenatas en los cementerios muriéndonos de risa, muriéndonos de risa. Y aprender a reírnos de aquello que no podemos cambiar así como de nosotros mismos.

1 comentario:

  1. Como a mí tb me gusta Sabina poco tengo que añadir a lo que has escrito. Añadir no, pero puntualizar sí... porque eso de que como persona...no me encaja. Por Madrid siempre corrió el rumor de que era una persona muy generosa que acogía en su casa a todo el mundo y muy buen amigo de sus amigos. Yo no lo sé, no le conozco, pero creo que hay que dar un voto de confianza a los que no se esconden de cómo son y dejan a un lado las habladurías para vivir su vida como quieren

    ResponderEliminar