domingo, 22 de julio de 2012

Hola de nuevo, Alcocebre

        A la espera de que salga mi tren hacia Alcocebre. Pocos años he esperado a casi entrado agosto para ir, y este es uno de ellos. A penas voy a estar un par de días según el calendario pero si por horas nos regimos ni llega a uno. ¿Que qué me ata a Alcocebre? Principalmente, los amigos y la familia, la cual en el conjunto que forman la playa, la red de volley, el Irta Green Team y sus excursiones en bici, futbolines por la noche y guitarras por la tarde hacen que se convierta en una golosa visita esperada tiempo a.

        No me cabe la menor duda de que Jesucristo pensaba en Alcocebre cuando hablaba de la Tierra Prometida.

Tertulieta en la Rocka del Moro

¡Bueno días, Alcocebre!

viernes, 20 de julio de 2012

Un concurso de poesía

        Buscando algunos poemillas para releer y descubriendo otros pocos he llegado a una página donde he visto anunciado un concurso de poesía. Total, que ni corta ni perezosa me he apuntado, he cogido un par de folios en blanco y un boli y me he puesto manos a la obra. Lo primero ha sido elegir el tema sobre el cual escribir, y la verdad, no he tenido que pensar mucho pues automática e instantáneamente ha llegado por sí solo. El poema habla de mi abuelo Agustín. Él fue quien cultivó mi gusto por la poesía pues ya desde muy pequeña fue el primero en recitarme que si "Era un jardín sonriente, era una tranquila fuente de cristal..." o "He dormido esta noche en el monte con el niño que cuida mis vacas..." de Gabriel y Galán, o aquel otro que dice "No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido". Y de escuchárselos tantas veces a él me los aprendí, pues no recuerdo haber memorizado ninguno hasta llegar a primaria y llevo conmigo unos cuantos de un valor imperecedero. Así que no es extraño que él sea la primera imagen que mi cerebro procesa cuando escucho, oigo o leo poesía o cualquier cosa relacionada con ella. A él se lo debo, así como el gusto por muchísimas de las cosas importantes que completan algunas de las horas de mi día a día. Este señor, todo sea dicho, es si no la más, una de las personas que más ha influído en mis gustos y en mi forma de ser. Más de una vez me he preguntado: ¿si no hubiera tenido la grandísima suerte de haber compartido tanto tiempo con mi abuelo... Sería como soy? La respuesta es y será, sin lugar a dudas, y siempre, no.

        Volviendo al tema del poema que he escrito para el concurso; las palabras y las líneas cómplices y desenfadadas han fluído casi por sí solas, pues hay tanto sobre lo que escribir... Verídico -que solía decir él-.

Codo a codo somos mucho más que dos.

martes, 17 de julio de 2012

Así sí

        Sí, a veces me salta la vena ermitaña, he de reconocerlo. ¡Cómo disfruto de mi casa cuando no hay nadie! Eso sí, música de fondo: condición sine qua non. Esta mañana ha sido el turno de las bandas sonoras, entre otras de Ensemble c'est tout, tanto el libro como la película de mis favoritos y Jeux d'enfants. He llegado de trabajar y me he puesto a hacer eso que solo me gusta hacer cuando estoy sola: limpiar, arreglar la casa y ordenar. Cuando está más concurrida recurriría, si eso fuese posible, a la "técnica Mary Poppins": chasquido de dedos y sanseacabó. Ahora bien, reconozco que llevar a cabo esta tarea cuando no te cruzas con nadie por el pasillo y sabes que la casa va a ser tuya y solo tuya por un tiempecillo más bien largo... Me encanta.

        Así que aquí estoy, describiendo esta placentera sensación mientras me tomo unas tostadas con jamoncito. Mmmmmmm, así SÍ.



        La primera es La vie en rose interpretada por Louis Armstrong con escenas de la película Jeux d'Enfants y la segunda son los tres temas principales de Ensemble c'est tout.

domingo, 15 de julio de 2012

Una milésima parte del viaje a Lourdes

        La siguiente entrada fue escrita alrededor del día 3 de julio -pedirle al despiste hecho carne que recuerde el día exacto es como pedirle peras al olmo- pero he esperado a publicarla hoy, puesto que así he podido añadir alguna imagen para ilustrar un poquito el viaje.

        "Teresa, ¿tú te vendrías este año a Lourdes?"; así me lo propuso mi amiga Mila. ¡Y cuánto le agradezco el ofrecimiento! Llegué ayer con una "penalegría" tal que si me dicen que en media hora (mejor tres cuartos) sale un autobús hacia allá, lo asaltaría a galope como si de un tren del Oeste se tratara.

        08:00 de la mañana ¡al fin llegamos, bien! Ahora a descansar ¿no? Bueno, teníamos esa golosa opción después de 12 horas en ese cuchitril transiberiano vulgarmente llamado autobús, pero creo que nadie viajaba con intención de echarse un rato habiendo tanto por hacer y tantas ganas para hacer, así que ¡manos a la obra! Los días eran largos pero no se hacían, en absoluto, largos -valga la redundancia-. Mi papel allí era, por una parte, el de acompañar a los enfermos en carros durante las visitas, y por otro, cumplir mis horas en el control médico del hospital así como ejercer de enfermera en los actos.

        Ha sido una experiencia muy, muy gratificante: primero a nivel humano pero también profesional, ya que es la primera vez que he formado parte, como enfermera titulada, de un cuerpo médico. Poner insulinas en un albergue-hospital de pacientes con todo tipo de patologías es toda una aventura. ¡Ay, Señor! ¡Creo que en cuestión de tres horas tuve que correr lo que no alcanzaría Usain Bolt en un año!

        En cuanto al tema de la convivencia, decir que en Lourdes se crea una especie de microcosmos. En general, la gente que acude tiene un mismo fin: darse a los demás tratando de hacer feliz al otro (en mi opinión, la clave del amor). Cada uno aporta lo que tiene: hay quien ofrece su alegría; otros, su calma y serenidad, disciplina... Hay quien da tranquilidad y apoyo, y quien ofrece su música, sus chistes, anécdotas o experiencias. Se genera una complicidad y un compañerismo tal que me entusiasmo solo de recordarlo. Algo que también destacaría es el hecho de que no hay edades que separen a los que participamos de este viaje: el niño de 2 ó 7 años, el adolescente de 15, el energúmeno de 20, el adulto de 40 y así hasta el más anciano podrían comer juntos en la misma mesa, de la misma manera que una patología no constituye un problema para compartir el espacio. Hubo dos personas a las cuales, como a otros tantos, me encantó conocer: a Gema y a su marido, personas siempre dispuestas. Ambos dos, coordinadores dentro del grupo Scout y parte del equipo médico, que acudieron son su hijo de 2 años, Nicolás. ¡Cómo alegraba este niño el hospital! ¡Qué agradables nos hicieron las veladas, y qué entretenidos los turnos de trabajo! En Lourdes cada uno da lo mejor de sí aún estando cansado, aún habiendo trabajado todo el día. Pero bien es verdad que desde que pones tus pies allí cuentas con una energía tal que podría calificarse de inagotable.

        Considero que este viaje ha sido muy enriquecedor a nivel personal, mucho. La gente es una, el trabajo en equipo está a la orden del día; es como una gran familia. Si discutes, lo haces como harías con hermanos. La compañía es constante: la que ofreces y la que recibes. Hay momentos en que cuentas con ella y otros en que tú la proporcionas, lo que es realmente gratificante. Si siempre lo he pensado, ahora lo corroboro: la verdadera felicidad es compartida. Con tus amigos, pareja, familia, etc. o al menos así lo es para mí. Al cansancio, los pies mojados, las horas de parón, etc., se oponen una mente depejada y unas ganas bien despiertas para repetir experiencia. El hacer un buen uso de las posibilidades y oportunidades que este lugar nos ofrece, la convivencia hora a hora, minuto a minuto con personas que, como ya he dado a entender, dan desinteresadamente lo mejor de sí hace que me pregunte ¿no será este el verdadero milagro de Lourdes?

        Como añadidura diré que no hay nada como correr hacia el bar para ver la final de España (¡gracias por la camiseta, Germán!), previo asombro ante la siguiente frase: "¿os imagináis que justo ahora mete un gol España? Esto ya sería la providencia." ¡Chicaaaaaaas, corred, que el primero ha llegado! Grita Elena, nuestra compi de leonera-habitación a los 2 segundos de irrumpir nosotras en el concurrido recibidor del hotel. Sí, señores, somos como el gol que anticipó los tres siguientes y, como consecuencia, la victoria. Somos nosotros, cada persona, ese tesoro del cual dependen el hoy y el mañana y con gente como la que me llevo de aquí, llena de ganas por hacer las cosas bien y con total predisposición para volcarse en los demás se puede esperar lo mejor ¡y vaya que si se puede! Yo llegué a Lourdes un poco "desfeada", palabra que ha visto al luz en este viaje, para con las personas, cosa atípica en mí y de la cual me arrepiento; "desfé" que se ha visto subsanada. Así que solo voy a añadir una cosa más: Fe en la gente. Fe. 


Dejo una imagen que ilustra muy bien el viaje y añado alguna más... Por puro placer.




 
Sister Act
Mis pinitos como enfermera




domingo, 8 de julio de 2012

El problema: ¿nosotros o el anuncio?

Espero no dañar la sensibilidad de aquellos que cuando ven un culo perfecto o un vientre plano en un anuncio de queso Burgo de Arias o Special-K por ejemplo, se llevan las manos a la cabeza y exclaman "¡horror! se está minusvalorando a la mujer". (En ningún momento se le ponga tono de burla a lo escrito, no me río de la gente aunque a veces sea algo irónica o sarcástica, sino con ella, y por supuesto, soy la primera en hacerlo conmigo/de mí misma). Pues no sé, yo no me lo tomaría como algo ofensivo. Remontándonos al primer anuncio que he nombrado, el del queso, aquel que tenía la pegadiza cancioncilla de "sólo túuuuuuu, Burgo de Ariaaaass, chiruri ruri ruri..." recuerdo que salía eso, dos voluminosos y tonificados traseros en pantalla. La gente enseguida se llevó las manos a la cabeza "¡mujer-objeto, mujer-objeto!" Joder, siendo objetiva, eran dos buenos traseros de deportistas. A mí la biología no me ha dado unas curvas de embute, he salido más bien algo fideíllo y la gente, cuando voy con el pijama de enfermera, me echa 17, sin embargo el anuncio no me ofende en absoluto. ¿Tienen ellas un buen culo? ¡Olé! ¿Por qué debería ofenderme? ¿Porque el mío no es igual? Creo que el problema no reside en el anuncio como tal, sino en el posible descontento que pueda tener la gente consigo misma; en una carencia de amor propio (no confundir amor propio con orgullo excesivo, error de muchos). ¿Que quieres un culo firme y tonificado? Deja el "soffing" y vete a correr o coge la bici, come menos hamburguesas con ketchup y doble de queso y apaga un poco la tele, así dejarás de tragarte anuncio tras anuncio y estarás ejercitando los glúteos o los bíceps en lugar de lamentarte porque no tienes un cuerpo tonificado. La cuestión es echarle la culpa a agentes externos en lugar de ponerle remedio nosotros mismos. Ahora bien, tampoco hay que obsesionarse ni anteponerlo a lo demás, ya que, como todo, en exceso es negativo.

Voy a poner otro ejemplo, todos conocemos los anuncios de Axe en que un chico se aplica este desodorante y se convierte en una diana para las mujeres. La gente critica tanto este anuncio... Que si degrada a la mujer hasta un punto no sé qué, que si la muestra como ser sumiso, etc. No sé si Axe pretenderá algo así, ahí ni entro ni salgo. Dudo que alguien compre este desodorante porque crea en su efecto -voy a llamarlo "efecto Flautista de Hamelín"- y si alguien lo hace por esta cuestión y no porque le funcione bien o le agrade su olor entonces se volvería a demostrar que la falta de juicio está a la orden del día; volvería a evidenciarse su carencia en valores y su imbecilidad. A mí me gusta su efecto odorífero, pero no salgo corriendo detrás de nadie que lo lleve. Bien es verdad que muchos desodorantes, colonias, etc. emplean algunos componentes químicos que actúan a modo de feromonas, lo que, en teoría, favorece la atracción. De todos modos, aunque la mona se vista de seda, mona se queda, y si algún "mindundi" se pone Axe -por muy ferviente defensor que sea de la Ley de la Atracción- porque cree que así se las va a llevar de calle va listo, mejor que ocupe el tiempo en cultivarse un poco a nivel personal y otro gallo le cantará. Aunque a veces, tristemente, hay quien valora más la paja en el establo que al caballo, pero vamos, que en todo caso por el desodorante como tal no será. Volviendo al tema de la interpretación del anuncio de Axe: a mí me parece, ante todo, divertido. No digo que ocurrente ni original porque es un prototipo de publicidad al que se recurre bastante. No tengo motivos para ofenderme cada vez que lo veo, porque sé que ni soy una persona de naturaleza sumisa ni voy a salir corriendo detrás de nadie que me prometa el oro y el moro y menos porque le huela bien el sobaquito.

Añadir de nuevo y casi para terminar, que sigo sin entender, de verdad, por qué el hecho de que salga un culo con un vaquero ceñido puede hacer que alguien piense que, sólo por eso, ya se está atentando contra el concepto holístico del ser humano. ¡No, por Dios! ¡No es así! A mí personalmente, anuncios tales como el de los Wherter's Original, de una tónica muy distinta a los anteriores, en que el abuelo se los daba al niño alegando que los compartía con él por ser alguien muy especial u otro que me acaba de venir ahora a la cabeza, el de Coca-Cola en que dos jóvenes se enamoran y pasan toda la noche juntos bailando en la disco y paseando por la calle, me encantan ¿qué digo me encantan? Me chiflan. Pero que haya otros como los que he mencionado en los párrafos anteriores no me molesta en absoluto. Por otra parte, tampoco veo que alguien deba sentirse mal consigo mismo por no tener el mismo físico. Empecemos enriqueciéndonos interiormente sin menospreciar nuestro cuerpo (cuidarlo en su sana medida también es salud, no lo olvidemos). No hay nada de malo en reconocer que podemos estar a gusto con él y en cuidarlo, sin anteponer este cuidado, por supuestísimo, al de la mente, la conciencia y el alma. Si estamos a gusto con nosotros mismos, anuncios como estos no tendrían por qué afectarnos. Y ojo, para despejar la duda de alguien que pueda pensar que abogo por la total o excesiva tolerancia, cosa que tampoco creo haber demostrado en ningún momento, pero bueno, para curarnos en salud, decir que si el día de mañana veo un solo anuncio en que un hombre le espete a una mujer, aún en tono dulce: "come de ese queso porque no me termina de gustar tu culo" o "deberías perder un par de kilos porque estás un pelín rellenita y así estarías perfecta" entonces, que no quepa la menor duda de que lo criticaré muy, muy negativamente.

Adjunto el anuncio de Coca-Cola que he comentado, uno de mis favoritos: