viernes, 20 de julio de 2012

Un concurso de poesía

        Buscando algunos poemillas para releer y descubriendo otros pocos he llegado a una página donde he visto anunciado un concurso de poesía. Total, que ni corta ni perezosa me he apuntado, he cogido un par de folios en blanco y un boli y me he puesto manos a la obra. Lo primero ha sido elegir el tema sobre el cual escribir, y la verdad, no he tenido que pensar mucho pues automática e instantáneamente ha llegado por sí solo. El poema habla de mi abuelo Agustín. Él fue quien cultivó mi gusto por la poesía pues ya desde muy pequeña fue el primero en recitarme que si "Era un jardín sonriente, era una tranquila fuente de cristal..." o "He dormido esta noche en el monte con el niño que cuida mis vacas..." de Gabriel y Galán, o aquel otro que dice "No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido". Y de escuchárselos tantas veces a él me los aprendí, pues no recuerdo haber memorizado ninguno hasta llegar a primaria y llevo conmigo unos cuantos de un valor imperecedero. Así que no es extraño que él sea la primera imagen que mi cerebro procesa cuando escucho, oigo o leo poesía o cualquier cosa relacionada con ella. A él se lo debo, así como el gusto por muchísimas de las cosas importantes que completan algunas de las horas de mi día a día. Este señor, todo sea dicho, es si no la más, una de las personas que más ha influído en mis gustos y en mi forma de ser. Más de una vez me he preguntado: ¿si no hubiera tenido la grandísima suerte de haber compartido tanto tiempo con mi abuelo... Sería como soy? La respuesta es y será, sin lugar a dudas, y siempre, no.

        Volviendo al tema del poema que he escrito para el concurso; las palabras y las líneas cómplices y desenfadadas han fluído casi por sí solas, pues hay tanto sobre lo que escribir... Verídico -que solía decir él-.

Codo a codo somos mucho más que dos.

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