martes, 11 de diciembre de 2012

Porque el tamaño sí importa: mejor grande

          "Gran nariz, grande personalidad" dice un dicho popular. Persona de gran nariz, persona original y fuerte, cargada de energía y vitalidad. Yo, mujer de nariz no precisamente pequeña, me aventuro a añadir más: a gran nariz, grandes letras. Ea pues, ¿quién mejor que Cyrano de Bergerac para ejemplificar? ¿O Teresa Requena en segundo lugar? -baja modestia, que sube Teresa-. 

          "Estoy orgulloso de apéndice semejante; una gran nariz es la mejor amante de un hombre afable, bueno, cortés, espiritual, liberal, valiente y yo soy tal cuál", afirma de Bergerac en un alucinante monólogo  -quien si bien no por su cara a mí me hubiera embaucado con tal lengua- ante el insulto completamente falto de originalidad de un panoli picapleitos, bonico de cara pero más payaso que Fofó.

           Y, ¿qué me podéis decir acerca del más conocido emperador que tuvo el vasto Imperio Romano? ¿Y qué de Góngora, Stefan Zweig, Wolfang Amadeus Mozart, Chopin, Vincent Van Gogh o los elegantes y simpáticos elefantes? Todos ellos cuentan con prominentes narizotas.

           Por contra, me dispongo a disparar algunos ejemplos que la tienen pequeña -la nariz, malpensados-. En este segundo grupo encontramos a Hitler, a Chuqui el muñeco diabólico, Mussolini, Cruella de Vil o Freddy Kruger.

           Según un grupo de científicos de la Universidad de Iowa, tener una nariz grande es una suerte, pues constituye una de las mejores barreras naturales, protegiendo a su dueño de multitud de enfermedades.

           Así qué, ¿qué más puedo decir? A todos los narizotas: ¡sintámonos orgullosos del apéndice facial con el que nos ha tocado vivir! Entre otras ventajas, a nadie se le aguantan mejor las gafas que a nosotros.


 





3 comentarios:

  1. "A tal nas, tal compàs"

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  2. jajajajajaja me encanta!! Has conseguido que em enamore de mi nariz. Sometimes... :P

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