viernes, 5 de octubre de 2012

Hoy no me llamo Teresa, hoy...

... cambiaré mi nombre por Vlad Drácula Requena.

       Verdad verdadera; no me he vuelto loca. Tiene fundamento. De entrada, me acabo de levantar ya que mi noche ha transcurrido en vela -como suele hacer aquí el amigo-. Eso sí, haciendo cosas menos interesantes que succionar yugulares humanas: un trabajo de Historia del Periodismo, lo cual explica a la perfección el por qué de mi estado catatónico de esta mañana en clase.

        Primero, decir que he aparecido en la universidad con la siguiente cara (no dista mucho de la realidad, eh, en el color tampoco):




        Como he comentado, iba andando así:




        Y si me hubiera tenido que comer un Chupa-Chups lo hubiera hecho de la siguiente manera:



        Con lo cual, para no asustarte, si hoy te veo por la calle haré lo siguiente:



        Bueno, como iba diciendo, esta era mi apariencia física con las primeras luces de la mañana. Podéis imaginaros con qué espíritu he afrontado las clases. Además, soy persona de esas que van reviscolando a menudo que va avanza el día, así que blanco y en botella: leche. Además, estoy pensando que no recuerdo el momento en que nací y con la memoria que tengo eso ya es complicao', así que debió ser hace mucho, mucho, igual miles o millones de años... No queda otra: debo estar convirtiéndome en un vampiro de verdad. Para más inri, siempre he tenido unos caninos de un tamaño considerablemente más grande que el resto de mis piezas dentales, es más, uno me lo tuvo que bajar el dentista, hace años, mediante una operación quirúrgica ya que su tamaño no le permitía abrirse camino entre los otros dos. Y ahora la guinda del pastel, atentos eh. Por extrañas circunstancias, el otro día empecé a escupir sangre de buenas a primeras (y no tengo tuberculosis). Ello me conduce a la siguiente deducción: o tuve una hemorragia cualquiera o... O soy un vampiro. Yo, ni que decir tiene, me decanto por esto segundo. El hilo deductivo que me ha conducido a esta conclusión es harto creíble y demostrable -a las pruebas me remito-. ¡No dejan cabida a la duda!

        Así que, debido a mi nueva naturaleza, a esta evolución que estoy experimentando ahora mismo en mi persona, me voy a construir un castillo en La Serra de Mariola, que me pilla más a mano que los Cárpatos.

        ¡Adiós!



        Imágenes de la película "Dracula" de Francis Ford Coppola. Gran film basado en la novela del mismo nombre, de Bram Stoker.

3 comentarios:

  1. Como compi tuya que se sienta a tu lado, no tengo más opción que corroborar la cosa: Teresa ayer no era Teresa. Dicho esto, me ha encantado la entrada¡¡

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  2. Como odontóloga de mi vampiresa favorita dire que lo del tamaño de tus queridos caninos no es nada extraño, y se llama macrodoncia. Siento desilusionarte... aunque esto espero que no afecte a tu naturaleza de vampiresa...

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  3. Jajajaja, ¡eso no prueba nada, Elia! Los vampiros existen, y yo soy uno de ellos...

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