martes, 13 de marzo de 2012

¿Intentamos ponerlo en práctica?

Parece mentira cómo el hecho de tener que salir de casa una mañana con el único fin de hacer un papeleo burocrático en el banco, tras maldecir el hecho de tener que quitarte el pijama y vestirte únicaente para ir allí, puede alegrarte una mañana.

Pues sí, esta mañana me ha despertado una alarma que decía "¡banco, banco!" Tras "remolonear" unos 5 minutos (que se han convertido en 20) he decidido, al fin, levantarme y hacer marcha. Ayer no fue un buen día ni me fui a la cama con un buen sabor de boca; supongo que todos tenemos días grises de vez en cuando, o "rojos" como dice Audrey en Desayuno con diamantes, solo que yo en lugar de hacer como ella e ir a Tiffany's me he dirigido al Banco Santander para poner finiquito a la pesada gestión.

Nada más abrir el portal, el sol me ha dado en toda la cara y he comprobado que hacía calor ¡qué alegría! Resulta que al final no voy a necesitar el pañuelo al cuello que me acababa de olvidar. He seguido andando por mi barrio, entre voces alegres de niños tirando petardos. Un par de niñas huía de unas bombetas, hecho que ha producido en mi cara una mueca y una "semi-sonrisa" de "esto me lo conozco". Hará unos 15 años que no huyo yo de una bombeta. Aunque claro, yo era algo más temeraria; las lanzaba con fuerza a una papelera o a los pies de alguien que pasaba (era consciente de que aquello ni quemaba ni podía dañar a nadie) esperando que se asustasen del "ruido" y, en efecto, para entonces creía que se asustaban, sin embargo eran meros cómplices que por hacerme reír interpretaban el papel de gente asustadiza a la perfección (papel que interpreto yo ahora cuando se me brinda la oportunidad).

Por fin llego al banco y en la puerta, un puesto de churros y porras con chocolate; he respirado profundamente y el olor a buñuelos recién hechos me ha abierto un apetito voraz (no sin antes volver a hacerme sonreír). ¡Qué bien! Dentro de 10 minutos, cuando salga del banco, tendré un par de eurillos para darle un festín a mis papilas gustativas (bien conocida es ya mi adicción al chocolate). He entrado pues, lo que se dice motivada por terminar la gestión cuanto antes, y al salir he dado rienda suelta a mi caprichito.

Camino de casa he pasado por la falla más cercana y he comprobado que la música y las verbenas estaban ya a puntito de caramelo, y me he parado a leer algún cartelillo de la falla que ya está medio plantà antes de volver a casa. Cuando ya iba por mi calle he pensado lo siguiente: ¡Qué estado de ánimo tan distinto el de antes de salir al de ahora! Parece mentira que con el simple olor a pólvora, dos o tres situaciones divertidas a las que he asistido como espectadora y un par de churritos me hayan hecho llegar contenta... Supongo que también influirá la capacidad que debemos de tener algunas personas para disfrutar de los pequeños detalles, algo asó como lo que Goleman viene a llamar inteligencia emocional, definida, en resumen, como la capacidad que tiene una persona para ser feliz. Con esto quiero animar a la gente a que aprenda también a buscar el placer en los pequeños detalles, a apreciar lo que a simple vista puede pasarnos desapercibido. Por lo menos a mí, me ha ayudado a encarar el día de otra forma, a enfrentarme al único examen que me pone nerviosa (pero nerviosa de verdad, como aquel que dice) de una manera distina y a llevar de una forma algo más positiva un par de situaciones más que me generan algo de malestar. Os lo aseguro, vale la pena, se puede aprender a sacar el jugo a aquello que podamos calificar de insignificante en un primer momento. ¿Intentamos ponerlo en práctica?

9 comentarios:

  1. Es el poder de la fiesta... ¿Y si hago de cada uno de mis días una fiesta? Sí, ¡voy a dejar a Goleman sin aliento!

    ResponderEliminar
  2. ... Si me gusta disfrutar por la noche y por el día, no es que sea un Superman es que me gusta la vida, me gusta saborear las cosas más pequeñitas, las cosas más chiquititas..

    http://grooveshark.com/s/Las+Cosas+Peque+itas/2TItUY?src=5

    ResponderEliminar
  3. Estoy totalmente de acuerdo contigo... esos pequeños detalles son los grandes placeres de la vida. Me encanta encontrar gente con esta capacidad,en un mundo cada vez más raro.
    La persona que me recomendó este blog, no se equivocó al hacerlo.
    Suerte pequeña zarigüeya!.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que a mí también me gusta ese tipo de gente ¡hay que despertar a los que siguen dormidillos!

      ¡Gracias Verónica!

      Eliminar
  4. La verdad es que a mí también me gusta ese tipo de gente ¡hay que despertar a los que siguen dormidillos!

    ¡Gracias Verónica!

    ResponderEliminar
  5. Tienes toda la razón. Yo tengo un ritual cuando me levanto por las mañanas: levantar la persiana y abrir el balcón. Nada nos conecta en armonía con nuestro entorno como la madre naturaleza, y necesito mirar al cielo y que me dé la brisa en la cara antes de cualquier otra cosa. Luego ya puede venir todo lo demás ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues mira que si en ese momento pasa el camión de a basura... Jajaj. Parecen pequeñas manías pero ¡oye! qué eficaces son para encarar bien el día ¿eh?

      Eliminar
  6. Pssst... vivo en un 6º. Y el camión pasa de madrugá :P

    ResponderEliminar